Sin duda, uno de los lugares más
atractivos de la interesante idiosincrasia de una provincia como Guadalajara,
no es otro que esta hermosa y a la vez
referente ciudad de Sigüenza. O si se prefiere, la antigua Segontia arévaca, de cuyos restos, trillados y roturados en una y
mil faenas campesinas a lo largo de los siglos, apenas queda rastro, como ya
afirmaba Don Manuel Pérez-Villamil a finales del siglo XIX, pero que, sin embargo, todavía
conserva buena parte de ese arcano y primitivo esplendor, que hicieron de ella,
una de las ciudades más importantes y poderosas de la época medieval. Desde la
magnífica planta de su imponente catedral, la
fortis seguntina, hasta el perdido esplendor de sus templos bizantinos,
como el de Santiago o el de San Vicente, pasando por la magnificencia gótica de
Santa María de los Huertos o la singularidad de la ermita de la Vera Cruz, sin
olvidar, desde luego, la belleza y los misterios de su histórico casco antiguo,
barrio que fuera de artesanos, donde todavía se conserva en pie la casa solariega
de la familia más laureada del lugar, los Vázquez de Arce, de la que procedía
aquél que quizás sea su vecino más internacional, el llamado Doncel; la singularidad
de su calle y su Plaza Mayor o la antigua fortaleza actualmente reconvertida en
Parador Nacional, son sólo algunos de los detalles que, unidos a los numerosos
enigmas que plantean sus Patronas Marianas, hacen que una visita pausada a Sigüenza se convierta, después de todo,
en una genuina cuando no fantástica aventura, algunos de cuyos pormenores,
merece la pena conocer.
2 comentarios:
Sigüenza es de esos lugares en los que pasas un día esplendido viendo arte y cultura. Un lugar amable y cómodo de recorrer que no decepciona.
Totalmente de acuerdo. Además, cuenta todavía con numerosos detalles y secretos, así como una gran oferta restauradora que merece la pena conocer...
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